El asedio de Alesia

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El asedio de Alesia, ocurrido en septiembre del 52 a. C., fue un acontecimiento crucial en la Guerra de las Galias de Julio César. Marcó la culminación de la campaña de César contra los galos, liderada por Vercingétorix, quien había unido a varias tribus para resistir la expansión romana. Alesia, un asentamiento fortificado en la cima de una colina, presentaba una formidable posición defensiva, lo que llevó a César a optar por una estrategia de asedio. Construyó dos líneas de fortificación: una circunvalación interior para rodear a los galos y una contravalación exterior para repeler cualquier fuerza de socorro. El uso estratégico de las fortificaciones por parte de César resultó decisivo. A pesar de su inferioridad numérica, los romanos resistieron una enorme fuerza de socorro gala y ataques simultáneos desde Alesia. La fuerza de socorro, estimada en 250.000 soldados de infantería y 8.000 de caballería, fue finalmente repelida gracias al liderazgo y las maniobras tácticas de César. Vercingétorix, ante la hambruna y la derrota, se rindió, marcando el fin de la independencia gala. El asedio demostró el genio militar de César y aseguró el dominio romano sobre la Galia, con impactos duraderos en la historia europea.