
El juego de la regla Tuck
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El Juego de la Regla Tuck es uno de los momentos más infames en la historia de la NFL, ocurrido durante la Ronda Divisional de la AFC de 2001 entre los New England Patriots y los Oakland Raiders. El 19 de enero de 2002, en un nevado Foxboro Stadium, el mariscal de campo de los Patriots, Tom Brady, fue golpeado por el back defensivo de los Raiders, Charles Woodson, lo que provocó que el balón se soltara. Inicialmente se consideró un fumble, pero la jugada fue revisada y se consideró un pase incompleto según la Regla Tuck de la NFL, que establece que cualquier movimiento intencional del brazo hacia adelante inicia un pase hacia adelante, incluso si el jugador pierde la posesión mientras guarda el balón[1][3]. Esta controvertida decisión permitió a los Patriots retener la posesión y finalmente empatar el partido con un gol de campo, forzando la prórroga. Nueva Inglaterra ganó el partido 16-13 con otro gol de campo de Adam Vinatieri. La decisión tuvo implicaciones significativas, ya que los Patriots ganaron el Super Bowl XXXVI, marcando el comienzo de su dinastía. La regla Tuck fue abolida posteriormente en 2013, pero su impacto en este juego sigue siendo un tema de debate[2][4].