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Hormigón romano

Material

Sobre

El hormigón romano, conocido como opus caementicium, fue un material de construcción revolucionario, ampliamente utilizado en la antigua Roma. Consistía en una mezcla de ceniza volcánica (puzolana), cal y agua, combinada con áridos como roca o escombros de ladrillo. Esta mezcla única permitía que el hormigón romano fraguase bajo el agua, haciéndolo ideal para estructuras costeras. El uso de puzolana, rica en sílice y alúmina, mejoraba su resistencia al agua de mar, contribuyendo a su notable durabilidad. La longevidad del hormigón romano se atribuye a sus propiedades autocurativas. Cuando se forman grietas, el agua reacciona con la cal y la puzolana para crear carbonato de calcio, sellándolas. Investigaciones recientes sugieren que los romanos utilizaban una técnica de "mezcla en caliente" con cal viva, que aceleraba el fraguado y mejoraba la durabilidad. Este antiguo material sigue siendo una maravilla, con estructuras como el Panteón aún en pie, lo que inspira los esfuerzos modernos para replicar su durabilidad y sostenibilidad.