Protestas por George Floyd

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Las protestas por George Floyd marcaron un hito en el activismo social moderno, desencadenadas por el asesinato de George Floyd a manos de un policía de Minneapolis el 25 de mayo de 2020. Las protestas comenzaron en Minneapolis y se extendieron rápidamente por Estados Unidos y más de 60 países. Destacaron el racismo sistémico y la brutalidad policial, con amplios llamados a la reforma y la justicia social. El movimiento atrajo a millones de participantes, convirtiéndolo en uno de los más grandes en la historia de Estados Unidos, con estimaciones que sugieren que participaron entre 15 y 26 millones de personas solo en Estados Unidos. Las protestas se caracterizaron tanto por manifestaciones pacíficas como por episodios de violencia, incluyendo saqueos y enfrentamientos con la policía. A pesar de estos desafíos, el movimiento logró resultados significativos, como propuestas de reforma policial y la retirada de monumentos controvertidos. Las protestas también subrayaron la interseccionalidad de los problemas sociales, con participantes motivados por diversas causas que van más allá de la justicia racial, como los derechos de las mujeres y los derechos LGBTQ+. La respuesta global a la muerte de George Floyd subrayó un deseo compartido de un cambio sistémico y de poner fin al racismo sistémico.