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Burbuja inmobiliaria estadounidense (2007-2008)

Evento económico

Sobre

La burbuja inmobiliaria estadounidense de 2007-2008 fue un acontecimiento económico crucial que condujo a la crisis financiera mundial y a la Gran Recesión. Comenzó con un rápido aumento de los precios de la vivienda, impulsado por los bajos tipos de interés y la laxitud de las condiciones crediticias, lo que permitió que más personas adquirieran viviendas, incluidas aquellas con créditos subprime. Este aumento de la demanda impulsó los precios al alza, fomentando la especulación y una mayor inversión en el mercado inmobiliario. A medida que subían los precios de la vivienda, las instituciones financieras crearon complejos títulos basados en estas hipotecas, distribuyendo el riesgo por todo el sistema financiero. La burbuja estalló cuando los precios de la vivienda comenzaron a bajar, provocados por el aumento de los tipos de interés y el endurecimiento de las condiciones crediticias. Muchos propietarios se vieron incapaces de afrontar sus hipotecas a medida que los tipos ajustables volvían a subir, lo que provocó impagos y ejecuciones hipotecarias generalizadas. Este colapso del mercado inmobiliario tuvo un profundo impacto en la economía mundial, causando importantes pérdidas de empleo y destrucción de riqueza. La crisis impulsó importantes reformas financieras, incluida la Ley Dodd-Frank, destinadas a prevenir crisis similares en el futuro. Los efectos de la burbuja inmobiliaria se sintieron globalmente, con una contracción económica generalizada y un impacto duradero en la regulación y la estabilidad financiera.