Vitamina E

Sobre

La vitamina E es un nutriente liposoluble esencial para diversas funciones corporales. Actúa como un potente antioxidante, protegiendo las células del daño causado por los radicales libres, moléculas inestables que pueden provocar estrés oxidativo y contribuir potencialmente al desarrollo de enfermedades crónicas como las cardiopatías y el cáncer[1][2]. La vitamina E existe en ocho formas, pero el alfa-tocoferol es la forma más activa en los seres humanos[1]. Es esencial para mantener un sistema inmunitario sano y favorecer los procesos de señalización celular[5]. La vitamina E se encuentra en alimentos como aceites vegetales, frutos secos, semillas y verduras de hoja verde[2][4]. Desempeña un papel importante en la función inmunitaria, la salud de la piel y la salud ocular[4][5]. Si bien los suplementos de vitamina E se utilizan para diversas afecciones, las dosis altas pueden suponer riesgos para la salud, como un mayor riesgo de hemorragia[3][5]. La ingesta dietética recomendada varía según la edad y el sexo, y suele rondar los 15 mg al día para adultos[2]. En general, la vitamina E es vital para mantener la salud general y prevenir afecciones relacionadas con su deficiencia[4].